ME URGE UN PERSONAJE

Por Andrick de Anda

El apremio por querer interpretar un personaje o - como bien me decía un buen maestro español- “querer pisar el tablao” de manera rápida y a la voz de YA, es uno de los síntomas que he descubierto últimamente en el actor verde o en plena formación y en mi humilde opinión puede resultar un tanto desastroso.

 

Hoy hablo de un tema que en particular me molesta "la prisa del actor, la prisa por actuar" Ojo, de ninguna manera estoy condenando el deseo de cualquiera que se inicie en el mundo actoral por querer pisar  un escenario, todos al comenzar nuestro camino aspiramos a hacerlo, más bien, repruebo el hecho de querer subir al barco sin tener el mínimo conocimiento del destino del mismo y por supuesto de las reglas más elementales de navegación. Sin ellas, es muy factible que el navío naufrague y no solo éste sino también, la carrera del posible artista.

 

Antes de que nuestra carrera haga glu, glu, glu. Sería importante reflexionar sobre donde es que estamos situados. Si realmente estamos buscando un proyecto porque nos sentimos preparados o bien por que nos urge pisar la tabla.

 

Supongamos que conozco, bueno no, no supongamos. Conozco a un actor al cual, para fines prácticos y con afán de no herir susceptibilidades – si, los actores generalmente somos muy sensibleros – llamaremos X.  Dicho actor, tiene una avidez tan grande por adentrarse en las venas de un personaje, que de repente le deja de importar el contenido del texto que pretende interpretar, el contenido global de la obra a la que pretende audicionar y ya ni siquiera tiene relevancia el personaje mismo. En ningún momento, X se atrevió a reflexionar sobre su capacidad corporal, mental o vocal para realizar el trabajo escénico, así que sin más, decide presentarse a una audición, al fin que -  si es chicle, pega - y lo único significativo sería “interpretar” un papel – el que sea y como sea - para estar sobre un escenario. Resultado: catástrofe.

 

Y es que, hay dos posibilidades:

 

Que a  X le den el papel o que nunca lo vuelvan a llamar. La segunda no es tan grave por que seguramente podrá recuperarse de un no rotundo  empero, si es algo que realiza habitualmente, comenzarán a ubicarlo como un actor - si es que así podemos llamarlo - insustancial.  Y en realidad no tiene la culpa, como bien decía en párrafos anteriores, no podemos condenar su deseo de “querer pisar el tablao tíos” sino mas bien esa prisa por  atrapar al personaje. En el caso – que podría ser el peor – de que  X quede dentro del montaje - y augurando lo mejor- se podría dar incluso,  un cambio de mentalidad y de crecimiento personal  o bien podría - ya fatalizando - convertirse en el fracaso del actor que sin duda, será el resultado de una mala decisión tomada por el  director /productor que decide contratarlo y que a su vez pretende - ilusamente - que X actué de la manera correcta.

 

Hasta aquí, si usted es un actor que ya tiene un camino recorrido seguramente estará pensando, que el director entonces, es un papanatas y que no sirve de nada. O bien, que esto no ocurriría en producciones profesionales y que esta situación solo se podría dar en el teatro amateur. Pero ¡Oh! Sorpresa, me podría volver millonario por cada actor insustancial con los que he trabajado o que me ha tocado ver en puestas de carácter profesional, en caso de que me dieran 50 centavos por cada uno de ellos, claro. Como no es así, pues sigo clamando…

 

Usted podría sentirse identificado con mis palabras al haber presenciado un trabajo que dista mucho de ser adecuado y en tal caso, además del rato amargo que dicha puesta le ocasionó, estará de acuerdo en que la preparación para posicionarse de un personaje deberá ser constante – no necesariamente tediosa- y pensada con base en lo que uno quiera proyectar para lograr un equilibrio en el trabajo actoral. Bien lo dijo Patricia Cornwell:

Si quiero que un personaje haga o conozca algo, quiero hacer o conocer la misma cosa.

 

Es simple, se trata de ir mas allá, de profundizar un poco. Si usted es un actor que inicia sus estudios de actuación o en su defecto que no tiene ninguno y que está por pisar un escenario o ya ha pisado varios, probablemente exista en su manera de actuar una serie de vicios que bien podrían parecerse a los de X al momento de ejecutar un trabajo actoral. Por lo cuál sería importante preguntarse que es lo que  está haciendo y la manera en que lo hace.

 

Mis letras no están enfocadas a la injuria de aquellos que deseen o estén iniciando una vida artística, sino más bien a generar una reflexión y evidentemente a mi desahogo personal sobre la importancia de la preparación actoral antes de decidir plantarse sobre la escena. Coleccionar herramientas que permitan acercarnos a la verdad, es sin duda una de las premisas elementales del estudio teatral y éstas se consiguen a través de los años y por supuesto en el aula, aunque también es cierto que no siempre el conocimiento se adquiere en un salón - lo doctor, no quita lo pendejo - Existen actores y actrices que en su vida tomaron clases y que se desenvuelven de manera excelsa en las tablas y otros que, aunque con estudio y todo, fracasaron en ellas.

 

Lo importante, es el interés por seguir aprehendiendo y no apresurarse en este sinuoso camino, ésta es una carrera de paciencia, paciencia y más paciencia. Si está iniciando y anda en busca de un personaje, ya llegará, no se preocupe, prepárese, persevere y vuelva a prepararse. Recuerde. paciencia, paciencia y PACIENCIA.  El personaje aparecerá frente a usted cuando menos lo espere, sabrá escogerlo porque será apto para él, deje que se presente, no sucumba a la urgencia.

 

 

 

 

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